Entre barrotes ( y 3ª parte)

Los días que siguieron a ese primer encuentro se ajustaron plan configurado por Berta. “No amor, sólo sexo. Todo bajo mi control” era la estrategia que ella se había grabado en su mente. Igor se comportaba como el amante perfecto. Hombre de pocas palabras (lo cierto es que el lenguaje del sexo no necesita discursos, ni declaraciones grandilocuentes. Es simple y escaso y ese, Igor, lo dominaba a la perfección), colmaba de atenciones a Berta. Ni un solo día desde que la había visto, se olvidaba de enviarle unas rosas o unas petunias o unas lilas. Cada día, cuando ella se lo permitía (y se lo permitía siempre) la iba a buscar al despacho de arquitectos y siempre, siempre acababan la velada follando como posesos. Como si aquél día fuese el último de sus vidas. Así lo quería Berta. Era la que dirigía el guión no escrito que Igor seguía como un actor solícito siempre a las exigencias de Berta. Eso colmaba sus exigencias y mantenía a raya el límite que sus sentimientos nunca debían cruzar. De esa manera mantenía su cuerpo satisfecho y su mente ocupada inventando mil maneras, mil posturas, mil lugares, que Igor siempre interpretaba a la perfección. La sumisión total de un macho insaciable, su macho al que no le importaba representar el papel secundario.
Un día Él la llamó al despacho.
- Buenos días “amog”- le dijo al otro lado del teléfono con el acento suave y arrastrado de quién se esfuerza en aprender un idioma extraño- Hoy no me “espeges” a la salida del despacho. Ves a tu casa “digectamente” y yo “igé” “paga” allá.
- ¿Ocurre algo?
- Nada “amog”. Es una “sogpesa”. Ponte bien bonita y sexy “paga” una noche especial. Te “adogo”
Siempre acababa las conversaciones con un “Te adogo”, porque Igor sentía eso por Berta, adoración. Era su diosa a la que veneraba cada día desde hacía un mes en un altar cuyas formas cambiaban dependiendo del lugar dónde los amantes rezaban la oración del sexo. Una cama, la alfombra del comedor, la mesa de la cocina, la bañera redonda eran los lugares sagrados para su liturgia diaria.
Berta no había tenido tiempo para expresar su opinión ya que se encontró con el “clic” sonándole en el audífono. No le importó porque la voz de Igor sonaba tan suave y dócil como siempre. Al llegar a las ocho de la tarde de ese día espléndido de primavera salió del despacho y se dirigió al chalet de Matadepera, en las afueras de Barcelona donde vivía. Una coqueta vivienda unifamiliar que ella misma había diseñado y construído en un terreno heredado de su difunto marido.
A eso de las nueve y cuarto oyó el ruido de un vehículo que estacionaba justo enfrente del porche del chalé. Desde la ventana vió como Igor descendía de una furgoneta de esas que trasportan paquetería y mobiliario pequeño. De la parte trasera Igor sacó, con cierta dificultad, un objeto de considerables dimensiones, plano y alargado, envuelto en una especie de papel cartón. Berta miraba extrañada y en silencio toda la operación. Cuando advirtió que su amante se dirigía a la entrada de la casa cargado con aquél extraño artilugio, fue a abrirle la puerta.
- ¡¿Pero que traes ahí?!
- Ahora lo verás “amog” – contestó Igor con una sonrisa pícara mientras entraba en la casa.
La curiosidad de Berta hizo que ésta empezase a desembalar el paquete en el recibidor.
- Pero… pero si es… ¡un cabezal de cama¡ -dijo entre sorprendida y nerviosa.

Efectivamente lo que Igor transportaba en ese paquete era un bonito cabezal de cama. Un cabezal de esos antiguos, de los de antes. De barrotes.
- Esta noche “jugagemos” a “polis” y “cacos” y “pog” una vez tu “hagás” de caco y yo de “poli” – dijo Igor mirando a su amada entre sonrisas que advertían la llegada de un juego lleno de excitantes partidas.
Berta pasó de la sorpresa a la agitación que le produjo el imaginar cómo se podían desarrollar las partidas de aquél juego… y deseó que empezase ya. Pero Igor aquella noche se había propuesto tomar el mando de la situación y no tenía prisa. Mientras ajustaba el cabezal a la cama en la habitación, Berta preparó la mesa de una manera que hubiese rendido al amante más hambriento. En el centro de la misma, unos candelabros de plata sujetaban dos velas que prendían dando una luz tenuemente azulada a la estancia. No hacía falta más luz. Esa disposición es lo único que Igor permitió que Berta hiciese. Eso y que eligiese la música que les acompañaría durante la cena. Los elegidos fueron “R.E.M.”, así que con el sonido de “Everybody Hurts”, se deslizaron miradas llenas de pasión, deseos más que confesados y roces ávidos de piel. Caliente, así es como Berta sentía su piel durante la cena. Un calor que fundía su interior hasta hacerse evidente en flujos de pasión que inundaban su entrepierna. Casi ni probó los platos que ella misma había preparado. Pensaba que saciaría su apetito, este si voraz apetito, en el juego que su amante le había preparado.
No les dio tiempo a terminar el postre en la mesa, una deliciosa mus fría de chocolate aderezada con naranja amarga y regada con un brut del 93, “Veuve Clicquot Le Gran Dame”. Champagne helado en contraste con el ambiente ardiente. Decidieron, más bien fueron sus piernas las que por inercia decidieron por ellos, terminar el postre en la habitación y pasar sin más preámbulos al juego. Ahora era “Dido” y su “Here With Me” quién les acompañaba. Igor, con el torso desnudo y calzado con unos vaqueros que realzaban su, todavía, atractiva figura, abrazaba y besaba a una Berta que se deshacía en sus brazos. Esta buscaba el sexo de su amante por encima del vaquero comprobando la dureza en la respuesta. Cuando Igor notó el contacto de la mano de Berta masajeándolo, la apartó suave y delicadamente. Hoy era él quién mandaba y quería hacérselo saber en esos pequeños rechazos. Así, de pie, le quitó el vestido dejando al descubierto un magnífico cuerpo de mujer que se adornaba únicamente con un minúsculo tanga que guardaba un triángulo que hacía aguas por todas partes. Sin apartar los ojos de ella la colocó en la cama, hizo que se estirase boca arriba y muy suavemente cogió sus manos llevándolas hasta los barrotes. “No te muevas”, susurró Igor al oído de Berta que, aunque se le hacía difícil no atrapar con sus piernas las caderas de su amante y empujarlo hacia su vientre, obedeció. Igor sacó unas esposas del bolsillo trasero de su pantalón y ató con ellas las muñecas de su amada a los barrotes del cabezal de la cama recién instalado. El juego había comenzado y Berta sentía que se quemaba. Consciente de ello su amante abrió otra botella de champagne y derramó su contenido por el cuerpo desnudo de ella quién, al sentir el contacto con el líquido frío, lanzó un gemido de placer. “Tu boca está seca, ‘amog’, bebe un poco”. Berta tragó aquél brebaje espumoso con avidez notando como se derramaba por la comisura de los labios…
- “Ahoga” viene lo “mejor”, “amog”- Y diciendo esto Igor sacó un pañuelo de seda con el que tapó los ojos de Berta quién perdida, se dejaba hacer todo lo que su amante, ahora convertido en policía-carcelero, le ordenaba.
Fue entonces, en esa oscura espera, cuando Berta notó como caía en un delicioso sopor. En un sopor denso que la arrastraba a otra oscuridad diferente a la que ella había imaginado minutos antes…
- Veamos señora, además de las joyas y las pieles ¿echa en falta alguna cosa más? ¿Tenía dinero en casa?... ¡¡ Alguien quiere apagar esa música ¡! – vociferó aquél hombre con cara malhumorada a los policías que se encontraban en el comedor, cuando Miguel Bosé atacaba el estribillo de su “Amante- Bandido”.
“Seré tu amante bandido, bandido
corazón corazón malherido
seré tu amante cautivo, cautivo
seré ahum!”
- Unos mil euros que siempre tengo para gastos corrientes – respondió una atribulada Berta al inspector obviando mencionar otros veinte mil que había cobrado en negro la tarde anterior de una factura del mismo color.
La velada le había salido carísima y, como recuerdo, su amante le había dejado un horrible dolor de cabeza provocado por el somnífero que le había suministrado Igor mezclado con el champagne. A pesar de eso Miguel Bosé insistía ajeno a la situación…
“pasión privada dorado enemigo
huracán huracán abatido
me perderé en un momento contigo
por siempre...”
- ¡¡¡ ¿Pero quiere alguien apagar de una vez la musiquita de una puñetera vez?!!!- el enojo del inspector iba en aumento- Perdone, señora, pero es que la canción me está poniendo de los nervios- dijo en un tono más suave dirigiéndose a Berta- ¿Qué me decía? ¡Ah, si! Que no encontraba a faltar nada más ¿Está usted segura?
Con un movimiento más propio del instinto que la razón, las manos de Berta se dirigieron hacia el pecho. Comprobó que el corazón aún le latía. Esbozó una misteriosa sonrisa mientras pensaba que su amante le podía haber robado su hacienda, pero no el corazón. Ella, por una vez, había ganado la partida.
25 comentarios
ever -
Kaleidoscopio -
Para rebel love y el mal menor -
Otro besillo para tí
rebel love -
muy bueno, Lo de los barrotes me tenia intrigada,,suposé que le traeria un vibrador o algo así..
me ha gustado ..
un besillo
Para cielodescubierto pidiendo una serie... -
Para Abril, agua bendita de mayo -
cielodescubierto -
Buen relato, mister intrigas. ;)
Para monocamy, el que se llevó el broche -
A Brisa, con preferencias por el pernil ibérico -
Me encantan esos morritos. Creo que voy a hacer una serie de relatos que acaben de una manera silmilar, solo por el deseo de verte esos morritos... ;-))
Para clara, rebelde con causa -
Abril, rebautizada ;-)) -
Hay que ver cómo va cambiando el modus operandis de las mafias rumanas ¿eh? Ya no se conforman con robar chalets ahora además pretenden robar corazones.
monocamy -
Y con el broche final de los morritos de Brisa, que se fue enfadada jajajaja
Pero Brisa, mujer, que es un final feliz. Ella se lo pasó muy bien, sufrió un robo sin consecuencias (no como los de las últimas noticias...) y se siente satisfecha. Que le quiten lo bailao. Y a él, que le quiten lo robao :D
--
Un abrazo, golfo. Un abrazo abarrotado (de cariño) :D
Brisa -
Igual el Igor en cuestión era un Gigolo sin lista de precios, si es que hay que tener un cuídado con los amigos de algunas amigas...
Hoy me voy con los morritos puestos :(
PD: ahhhhh y te has quedado sin beso ;-) jeje
clara -
Para Pléyades y la venganza de don Mendo -
P.S. Con lo que me gusta a mi que me den jabón, para nada te has pasado. Además, lo guardi para cuando lleguen las críticas y recordarme que las harás con cariño... Besos para tí.
Para Susy acomodándome... -
Pléyades -
P.D.Espero no haberme pasado
Susy -
Claro que sí, tendrás un espacio en mi rincón.
Besos.
Para Noa- con Igor detrás de la oreja -
Para clara, sarna con gusto no pica... pero mortifica -
Gracias por tus elogios y, sobre todo, por esos besos.
Para Pléyades, estrellada te pongas como te pongas -
Noa- -
Me había ido por la línea de un chantajeador o falsificador... pero no me desvié mucho.
Por cierto Felicitats Campions!!!!!
Besotes
clara -
En este caso a la prójima, que la pobre encima de "jodida" "apaleada".
Me ha gustado muchísimo esta tercera parte. Te felicito.
Besos
Pléyades -
Entre Líneas en comentario FELIZ de urgencias -